OCTUBRE Y SEPTIEMBRE EN LA ETAPA DE INFANTIL.
Durante el periodo de adaptación, acompañamos a los más pequeños con ternura y paciencia, ayudándolos a sentirse seguros y felices en su nueva etapa. Poco a poco, el aula se llena de sonrisas y confianza. Celebramos con ilusión nuestra primera semana superada, símbolo de que estamos formando una gran familia, y cada día compartimos aprendizajes en los rincones, espacios llenos de imaginación, cooperación y juego.
En el taller de vida práctica, los niños aprenden gestos cotidianos que fortalecen su independencia y responsabilidad: abotonar, ordenar, verter o cuidar del entorno. Pequeños logros que construyen una gran autoestima.
La salida de otoño y el atelier de otoño nos permitieron disfrutar de la naturaleza, observar los cambios de la estación y expresar, a través del arte, la belleza de la creación. ¡Cuántas tonalidades y texturas descubrimos en las hojas!
Nuestra visita al museo despertó la curiosidad y el gusto por el arte, mientras que la visita a la capilla fue un momento especial de encuentro con Jesús, donde aprendimos a dar gracias y a pedir por quienes queremos.
En todas estas experiencias, acompañamos a nuestros alumnos con una mirada cercana y creyente, ayudándoles a descubrir la alegría de aprender, convivir y amar desde los valores que compartimos en el MIP.
Nuestra salida a una minería fue una aventura emocionante: los niños exploraron el entorno, conocieron el trabajo de los mineros y comprendieron la importancia de cuidar y respetar los recursos naturales que encontramos bajo la tierra.
En el taller de otoño, los colores, olores y texturas de esta estación llenaron nuestras aulas. A través del arte y la experimentación, expresamos la belleza de la naturaleza y dimos gracias por todo lo que nos ofrece.
Durante la vendimia, nos convertimos en pequeños agricultores. Descubrimos el proceso de la uva, desde la cosecha hasta el mosto, valorando el esfuerzo y la paciencia que hay detrás de cada fruto.
Nuestra visita al museo etnológico nos permitió viajar al pasado y conocer las tradiciones, herramientas y oficios de nuestros antepasados, aprendiendo a valorar la historia y la cultura que nos han sido transmitidas.
Y con el proyecto de Roma, nos trasladamos a una de las civilizaciones más fascinantes. Jugando, construyendo y explorando, aprendimos sobre sus monumentos, costumbres y legado, comprendiendo cómo la historia también nos enseña valores de esfuerzo, convivencia y respeto.
En cada actividad, nuestros alumnos aprenden con alegría, curiosidad y corazón, acompañados por la mirada atenta y cercana de sus maestras. Crecemos juntos en sabiduría, fe y amistad, descubriendo que cada día es una nueva oportunidad para aprender.
